Lo encontraréis en el siguiente enlace:
https://surcandoediciona.wordpress.com/2017/03/01/24a-convocatoria-crimen-imperfecto/
Si queréis leer directamente mi relato, está en el siguiente enlace:
Crimen Imperfecto
Autor@: Olga Besolí
Ilustrador@: Carolina CohenCorrectora: Mariola Díaz-Cano
Género: Fantasía urbana
Rating: +13
Este relato es propiedad de Olga Besolí. La ilustración es propiedad de Carolina Cohen Polanco. Quedan reservados todos los derechos de autor.
Crimen Imperfecto.
Te creías que
habías cometido el crimen perfecto, ¿verdad? ¡Pues casi! Pero no. Te
quedaste a las puertas y de poco que lo consigues, pero, ya ves, como es
evidente no te has salido con la tuya, al menos no totalmente. ¡Pasaste
un gran detalle por alto! Y, por suerte o desgracia, en esta vida la
justicia sí que existe y se cierne sobre todos nosotros sin piedad para
otorgarnos lo que nos merecemos. Sí, tú ríete todo lo que quieras. Por
supuesto que me merezco de sobra el haber terminado en este estado, no
lo niego. No soy un ángel ni lo he sido nunca. Y la verdad es que,
mirado bien, mi estado tampoco es tan lastimoso. De momento sigo aquí.
Pero tú… oh… tú te mereces lo peor, porque eres el ser más despreciable y
mezquino que ha pisado la faz de la tierra; un maldito lobo con piel de
corderito. Lo que me has hecho merece el castigo más cruel que exista y
yo voy a procurar dártelo.
Y si te
preguntas si voy a matarte, te diré que no, no pienso hacerlo. Además,
no puedo. Soy incapaz de coger un arma y apuntarte con ella, pero eso es
lo de menos: hay otros modos de morir, y así, a bote pronto, se me
ocurre… a ver… el suicidio. ¿Cómo vas de ánimos últimamente? Sí, claro,
hasta hace unas horas divinamente, supongo, pensando en disfrutar de tu
botín. Pero seguro que ahora lo ves todo un poquito más negro. ¿Me
equivoco? Ay, es tan fácil caer en la depresión y, en un momento de
locura transitoria, quitarse uno la vida… Eso podría pasarle a
cualquiera, ¿por qué no a ti? ¡Ah! Ya me lo imaginaba. Todavía no te
sientes preparado, ¿verdad? Aún veo un rayo de esperanza en tus ojos…
¡Ay, esos ojos de perdición! ¿Es posible que pienses que esto acabará de
un momento a otro? ¿De verdad crees que yo me esfumaré sin más y te
dejaré tranquilo? Supongo que también estarás convencido de que llegará
un día en que te reirás de lo ocurrido, ¿no? ¡A eso lo llamo yo
optimismo! Pues créeme si te digo que ese día no va a llegar nunca. No
hay forma humana de deshacerse de mí… otra vez.
De momento,
tu nuevo intento de librarte de mí de hace una hora —y tengo que
anunciarte que tu recién adquirido hábito empieza a irritarme— te ha
llevado a un callejón sin salida, encerrado en esta habitación, nuestra
habitación, conmigo y sin una escapatoria posible. ¿Cómo se te ocurrió
tirar la llave por la ventana? ¿Es que acaso crees que una puerta
cerrada es un obstáculo para mí ahora? ¿Quieres huir de mí
definitivamente? ¡Pues salta por esa ventana y sigue la caída de tus
llaves! ¡Bah! No seas miedica, son sólo unos pocos metros de agonía y,
cuando te estrelles contra el suelo, te prometo que será tan rápido que
casi ni te dolerá. Es mucho mejor que morir ahogado lentamente, ¿no
crees?
¿Y ahora qué
haces? ¿Qué, vas a dispararme? Claro que entiendo tu desesperación. He
llegado demasiado pronto y sin avisar. ¡Qué poca educación la mía,
presentarme así, de sopetón! ¡Aish! ¡Pobrecito mío! ¿No te he dejado
tiempo suficiente para disfrutar plenamente de todo lo que la ley dice
que ahora te pertenece? ¡Oh! ¡Pues quizás es porque no te lo mereces!
¡Nada de todo esto es tuyo, sino mío! Yo conseguí todo lo
que ves a tu alrededor. Y lo peor de todo es que no dudé en compartirlo
contigo. Sí, perdí la cabeza por ti. Fui más generosa contigo que con
nadie en este mundo. Pero tú lo querías todo para ti solo, ¿no? No
tenías suficiente con lo que yo te daba, las compras, los regalos, las
tarjetas, los viajes… No, querías disfrutar de todo esto sin necesidad
de aguantarme, ¿verdad? ¿Por qué no dices nada ahora, eh? ¡Yo
te quería! Sí, oyes bien. ¿Y así me lo hiciste pagar? ¿Matándome? ¡Eres
un gran hijo de p…! ¡Eso, sí, venga, vacía todo el cargador! ¡Y dale
con la manía! ¿Qué pretendes con eso, destrozar todos los muebles?
¡Entérate, no puedes matarme otra vez! ¡Ya
tuviste tu crimen perfecto! Pero, mira por donde, te salí rana. Sigo
aquí… ¿Ya está? ¿Ya has terminado el numerito? ¿Ya no hay más balas? No
te habrás reservado ninguna para ti, ¿verdad? ¡Lástima! Porque ahora que
ya no puedes volarte la tapa de los sesos de un tiro no te queda más
remedio que sentarte y escucharme. Y tengo mucho que decirte…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada